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Introducción
“Las ciudades invisibles” es un libro complejo y rico en posibilidades de interpretación y lectura. Y tal era la intención de Italo Calvino al escribirlo. Para él, influido por el estructuralismo y la semiología1, no es tan importante el autor como el lector a la hora de dar un significado a una obra literaria (abogará, de hecho, por una cierta disolución o desaparición de aquél en favor de la preeminencia de éste). Si, de acuerdo con el enfoque estructuralista de la semiótica, el significante (la palabra escrita en nuestro caso, o incluso el libro en su conjunto) adquiere un significado en un contexto determinado, diferente al que toma en otro, la lectura de un libro puede realizarse, en cierta manera, con un significado distinto al que existía en la mente del autor, puesto que el contexto del lector es diferente al del autor; incluso el de cada lector es distinto. Italo Calvino, siguiendo esta idea, deliberadamente escribe esta obra para que pueda leerse y comprenderse de muy diversas formas.