Architecture is created, ‘invented anew,’ by each man who attempts her, who roams her space, climbs a stair, rests on a balustrade, lifts his head to look, open, close a door, who sits down or gets up and makes intimate contact with – and at the same time create ‘forms’ in – the space […] This intimate, fiery, contact, that which was perceived by man at the beginning, is today forgotten. Routine and communal places made man forget the natural beauty of “moving in space,” of his conscious movement, of those little gestures…
(La Arquitectura es creada, «inventada de nuevo», por cada hombre que la prueba, que deambula en su espacio, sube una escalera, se apoya en una balaustrada, levanta su cabeza para mirar, abre, cierra una puerta, que se sienta o se levanta y entra íntimamente en contacto con -y al mismo tiempo crea ‘formas’ en- el espacio […] Este contacto íntimo, intenso, que fue percibido por el hombre en un principio, se ha olvidado hoy. La rutina y los lugares comunes han hecho que el hombre olvide la belleza natural de «moverse en el espacio», de su movimiento consciente, de esos pequeños gestos…)
(Lina Bo Bardi, leído en Archdaily)
Nos guste más o menos la arquitectura de Lina Bo Bardi, esta cita resulta hermosa por su pasión, por el amor que muestra hacia la Arquitectura, hacia su creación y recreación en cada proyecto, en cada edificio, en cada momento en que alguien se mueve por el espacio generado gracias a ella. La reflexión sobre cómo el propio movimiento en el espacio es, en sí mismo, generador o creador de formas, espacio y arquitectura muestra -e invita a- una inusual profundidad en la concepción misma de qué es o qué constituye la Arquitectura. Y la Arquitectura, entendida como arte, crece, como las demás artes, cuando piensa sobre sí misma.