El precio de un buen diseño

Ralf Speth - El precio de un buen diseño
Ralf Speth

Si crees que el buen diseño es caro, deberías ver el coste del malo

 

Ralf Speth, CEO de Jaguar Land Rover

Pues se puede decir más alto, pero no mucho más claro, ¿verdad? Da la sensación, sin embargo, de que en España, culturalmente, esto no está demasiado bien asumido. En general, todo el mundo tiene claro que no hay que «jugársela» con cosas como los medicamentos o la comida, por ejemplo, y que es lógico pagar un precio -evidentemente dentro de lo razonable- por ellas. El riesgo de encontrarte con problemas serios es alto. Sin embargo, cuando hablamos de proyectar una vivienda o una reforma de la misma…. bien, eso parece ser harina de otro costal. Eso de pagar unos honorarios por que te diseñen bien tu vivienda (o local comercial, si a eso estamos, o incluso la imagen corporativa de tu empresa o negocio) resulta absurdo para la mentalidad de muchas personas. Y sin embargo, también en estos asuntos el riesgo de que haya complicaciones serias es importante. No tengo muy claro por qué, pero ese riesgo no es percibido tan claramente como en otros temas: nadie busca asesoramiento legal en un amigo, a menos que éste tenga la formación adecuada, ni consejo médico a una persona que no sea un profesional sanitario (bueno, esto a veces se hace, pero con temas menores…. y es también arriesgado).

El caso es que, en efecto, el coste de un mal diseño puede ser muuucho más alto que lo que cuesta pagar a un profesional para que haga un proyecto «como Dios manda». Y el precio de vivir en una vivienda mal diseñada se paga a diario (en la comodidad de uso en muchas ocasiones, o en el gasto en iluminación y acondicionamiento, por poner dos ejemplos).

Carta de un arquitecto a los Reyes Magos

La Adoración de los Magos. Diego Velázquez, via Wikimedia Commons

Queridos Reyes Magos:

La Adoración de los Magos. Carta de un arquitecto a los Reyes Magos
La Adoración de los Magos. Diego Velázquez, via Wikimedia Commons

No es ésta una carta en la que vaya a pedir cosas personales, para mi sólo (aunque evidentemente son cosas que me afectan). Esa otra carta la escribiré luego, en casa, con papel y boli, junto a mi mujer e hijos. Aquí voy a poneros algunos deseos que incumben a muchos arquitectos más, y a arquitectos técnicos / ingenieros de la edificación y, en segundas y terceras derivadas, a muchísima gente más… casi a toda la sociedad española, diría yo, aunque tampoco quiero pasarme.

Lo normal es empezar diciendo si nos hemos portado bien o no… ¿verdad? Pues este año los arquitectos casi ni nos hemos portado, ni bien ni mal, vamos. Se nos ha visto poco el pelo. Aunque algunos nos sigan mirando regular. Pero dentro de ese «perfil bajo» que hemos tenido este año, creo que, en lineas generales, el conjunto de la profesión está formado por gente honrada, trabajadora, y que busca ganarse el pan con el sudor de su frente, exprimiendo sus neuronas y dedicando su tiempo a un oficio bello, sin duda, que nos gusta, sin duda, pero que requiere, como todo en esta vida, esfuerzo, preparación, vocación, dedicación y estrujarse mucho las neuronas, dejándonos las conexiones sinápticas por cada cliente, por cada trabajo, en cada croquis, en cada cálculo, en cada justificación de cada apartado de cada sección del CTE. ¿Que si hay excepciones a esta forma de trabajar entre mis colegas? Pues seguro que debe haberlas. Pero son una minoría -al menos entre los arquitectos que yo conozco no hay ninguno que no viva así esta profesión, en mayor o menor medida-.

Dicho esto, en primer lugar me permito pediros que no dejéis que el Gobierno apruebe la LSCP tal como la han planteado. Es un disparate. Dicen que hay que eliminar unas «reservas de actividad», que es tanto como decir que a ver por qué la medicina tienen que ejercerla los médicos. Y digo yo: pues porque es lo lógico… .¿no? Que es verdad que un veterinario sabe de anatomía, pero no por eso va a ser buena idea que opere a una persona de un tumor en el estómago. A mí me parece obvio, pero se ve que hay quien no lo tiene tan claro. Y no es manía mía hacia los ingenieros, ¿eh? Que son profesionales como la copa de un pino. He trabajado con unos cuantos y saben la tira de lo suyo y se han ganado lo que me han cobrado o lo que han cobrado al cliente, según los casos. Y los arquitectos necesitamos muchísimas veces su ayuda. Pero no es cuestión de dejar que todos puedan hacer todo, ¿no? Vaya, ni siquiera un cardiólogo se metería a hacer una operación de neurocirujía, por muy médico que sea. Si es que lo de quitar esas «reservas de actividad» no se sostiene, por la sencilla razón de que son lógicas.

Aunque ya sé que lo tenéis difícil para mi segundo deseo, ahí va: me gustaría que volvieran los honorarios mínimos. Por varias cosas. En primer lugar, porque esto de la guerra de los honorarios se ha ido de las manos. Hay quien trabaja por debajo de coste. Y eso supone que no va a poder ofrecer en ningún caso un servicio adecuado al cliente. El trabajo será, cuando menos, mediocre. Y es que, además, esos honorarios no dan para pagar el seguro obligatorio de responsabilidad civil, la mutualidad o seguridad social, el IRPF correspondiente, el IVA, etc. Y eso, si me permitís daros mi opinión, es malo para toda la sociedad, y no sólo para el cliente concreto. En Alemania, que para muchas cosas son tremendamente inteligentes, tienen honorarios mínimos para ingenieros y arquitectos. No debe ser mala idea. Ni debe ser tan «anticompetitivo» como nos dijeron cuando se suprimieron en España. Ya hay una petición pública circulando para solicitar la vuelta de los honorarios mínimos. Pero yo lo pongo en esta carta, que me fío de vosotros.

También quiero pediros que inspiréis un poquito a los representantes de los arquitectos para que sepan explicar bien a la sociedad en general, y a los poderes públicos también, cuál es el sentido de la figura del arquitecto. No quiero enrollarme demasiado, pero durante bastante tiempo han estado (quizá toda la profesión ha estado) en su mundo arquitectónico, sin mirar hacia afuera. Y eso no es bueno. Seguro que ahora lo están intentando más que nunca, y por eso os pido que les echéis un cable.

Hay otra cuestión particular que me preocupa y que quiero pediros. Tampoco es exactamente para mi, pero, como he dicho al principio, me afecta también, y puede que en un futuro me afecte más aún. Sabéis a lo que me refiero, y es una filia/fobia muy personal en el ejercicio de mi profesión: es el tema de la accesibilidad. Vale, es verdad que hay normativa sobre eso. Pero se la saltan a la torera cada dos por tres. Hace poco leí a Antonio Corbalán Pinar explicando muy bien por qué es importante no hacer la vista gorda. Y últimamente me encuentro con mucha gente que se muestra bastante indiferente hacia las necesidades de accesibilidad de otras personas. Supongo que es un trabajo que hay que ir haciendo durante muchos años: concienciar a la sociedad. Ojalá incluso se llegue a generalizar la idea -relativamente reciente- de la necesidad de una accesibilidad cognitiva, y que cunda el ejemplo de ciudades como Pamplona, que ha puesto pictogramas en muchos sitios públicos, y también en sus iglesias, para mejorar la accesibilidad para las personas con autismo. Creo que los arquitectos tenemos mucho que aprender, pero también mucho que aportar, en este terreno.

Hay más cosas que quiero pediros, claro. Unas son difíciles y otras imposibles. Pero por eso os escribo esta carta a vosotros, claro. Entre esas otras cosas: que se reactive un poco el trabajo para toda la profesión, que hay muchos arquitectos que lo está pasando bastante mal (además, esto ayudaría también a muchos otros oficios, profesiones y empresas, ¿eh?); que en general se valore más el trabajo intelectual y, por qué no decirlo, el creativo; que consigamos entre todos eliminar cierta visión estereotipada del arquitecto como un personaje prepotente y, además, forrado hasta las trancas -muchas veces de forma injusta o, incluso, ilegal-; también que los arquitectos, como colectivo, nos apeemos del burro y pisemos tierra, para trabajar entre todos por todo lo que he dicho antes…. En fin, tantas y tantas cosas….

Como vosotros sabéis mucho más que yo, traednos lo que sea necesario (pero pensad en lo que os escrito, por favor). Muchos abrazos y dadle un beso al niño Jesús de nuestra parte.

Por qué la certificación energética no va a servir para nada

Certificación Energética: GBueno, para nada no…. servirá para alquilar o vender una vivienda o local. Pero lo cierto es que a veces ni para eso es necesaria, porque en algunas operaciones de compraventa y en muchas de arrendamiento, la parte compradora o arrendataria está firmando exenciones de la obligación de presentar la certificación energética por parte del vendedor o arrendador, según el caso. Y en las inmobiliarias y en las notarías, con ese documento de exención, se realiza la operación sin mayor problema. Parece lógico pensar que la parte que está incumpliendo su obligación (el vendedor o arrendador) realmente no queda eximido de su obligación legal de poseer el certificado, pero a efectos prácticos….  ¿quién se lo va a solicitar, al menos por ahora? Sigue leyendo

¿Cuánto gana un arquitecto?

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Foto: epSos.de

Cito (al completo y textualmente) una entrada -de la que copio el título- del estupendo Blog de STEPIEN Y BARNO, y a continuación hago algunos comentarios al hilo de su artículo:

 

 

Que los arquitectos estamos forrados es algo que todo el mundo sabe; pero no unos cuantos, ¡todos! Sin excepción. Han sido años de gran provecho para la arquitectura y para sus ejecutores, es decir, nosotros los arquitectos; así que, ahora, no nos podemos quejar de nada!

Estas palabras no serán la primera ni la última vez que las oigamos y, desgraciadamente, gran parte de la sociedad todavía sigue pensando que esto es así.

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