Esta pasada semana dimos una pequeña charla informativa en la asociación AFAMUR (Asociación de familiares de enfermos de Alzheimer de la Región de Murcia), acerca de cómo es posible adaptar las viviendas para acomodar, en la medida de lo posible, las necesidades de las personas con demencia o, más en particular Alzheimer.
Repasamos, en primer lugar, lo importante que resulta, de acuerdo con las investigaciones que se han ido realizando desde distintos campos, que la persona con Alzheimer permanezca, siempre que sea posible, y todo el tiempo que sea viable, en su vivienda, que, al fin y al cabo, es su hogar, y las ventajas que supone respecto a recurrir a una institución. Hablamos también, en relación con esto, de cómo se afronta esta perspectiva de envejecer en el hogar («Aging in place» -o escrito «Ageing in place» fuera de Norteamérica) en otros países, y sobre algunas comunidades específicas -de personas mayores, no concretamente con demencias, aunque se tienen en cuenta- que se han organizado (o se están organizando) para lograr esto, alguna también en España. Citamos también un caso llamativo, el de un «pueblecito» en Holanda creado específicamente para atender a personas con demencia, llamado De Hogeweyk, en el que, además de lograr una solución asistencial, se han tenido en cuenta desde la propia arquitectura detalles muy específicos para las personas con Alzheimer u otras demencias. Como curiosidad, citar que existe, en el pueblecito, una parada de autobús falsa, para «parar» a los residentes que deambulan erráticamente por el exterior.
Después, y volviendo al tema del propio hogar, hablamos de la necesidad de evaluar o auditar el entorno construido en el que se desenvuelve la persona con Alzheimer, la propuesta de soluciones centradas en el usuario (y las características que debe poseer ese diseño centrado en el usuario), y la pertinencia de que las soluciones sean llevadas a cabo por personas y empresas que dispongan de una formación y una especialización adecuada.
Estuvimos luego hablando de actuaciones que se pueden realizar desde el diseño arquitectónico para la mejora de las condiciones de la vivienda (y su entorno), con un planteamiento que engloba, simultáneamente, la accesibilidad física y la accesibilidad cognitiva. Tratamos muchos temas a partir de ese punto, incluyendo aspectos como la circulación, la iluminación, el color y su psicología y su uso como codificador, las puertas y pasos, los muebles, la instalación eléctrica, las distintas dependencias de la vivienda, la -posible y esperable- mejora de algunos comportamientos al adaptar el entorno del enfermo, o el apoyo a la autonomía que tal adaptación puede suponer -y la consiguiente reducción, al menos, en parte, del estrés del cuidador-.
Los asistentes (todos ellos, lógicamente, familiares de personas con Alzheimer u otras demencias), que a fin de cuenta eran los importantes en la charla -y que además nos ayudaron a aprender unas cuantas cosas nuevas-, nos dijeron que les había parecido interesante, con lo cual nos quedamos más que satisfechos.